Con motivo de la Novena a la Vírgen de la Limpia Concepción del Rescate de Ujarrás, que nos lleva a transitar por diferentes barrios de Paraíso, se ha puesto en evidencia el desastre en que se encuentra el sistema de aceras de nuestro distrito.
Desastre en varios sentidos: a. deterioro de gran parte de las mismas debido a malas prácticas constructivas o a la falta de mantenimiento; b. diseño irregular, o sea, partes de acera más altas o más bajas que otras, lo que ha obligado ha implementar gradas que son una verdadera trampa para los usuarios (cuando menos) o un obstáculo difícil de superar lo que las hace inutilizables.
Hemos venido observando además una práctica errónea, a vista y paciencia de las autoridades municipales, y es el hecho de que a muchos de los propietarios de los inmuebles se les ha ocurrido unir la acera con la calle, tapando la cuneta, lo que facilita el posible acceso de los automotores a la acera con el consabido peligro para los peatones.
Con el auge de la compra de vehículos, y dadas la característica irregular de la topografía en que se asienta nuestra ciudad, muchos vecinos han construido rampas de acceso a los garages en detrimento del tránsito de los peatones. Para éstas personas es más importante su "chunche" que sus vecinos, en flagrante violación de las leyes de urbanismo y de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad (Y no es por ignorancia de las leyes, porque entre quienes han recurrido a ésta práctica tenemos hasta un connotado abogado y a un exregidor, entre muchos otros).
Como bien apuntan Heras y Rodríguez, acera significa "en una calle, cada uno de los lados, generalmente más elevados que la calzada, y destinados para el paso de los peatones" (p.12), aquí la realidad ha distorsionado totalmente dicho concepto.
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Heras, J. y Rodríguez, M. (2000). Lengua española. Intermedio. Madrid: Ediciones SM.
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