Jan 3, 2007

AJEDREZ Y ENSEÑANZA-APRENDIZAJE.

Hoy comenzamos un nuevo año en el Club de Ajedrez que animamos en Paraíso. De nuevo el reto de mantener entre los alumnos el interés por el juego ciencia; además, lograr que los padres y las madres comprendan los beneficios que acarrea para sus hijos, el que estos le dedican dos horas de tiempo los lunes y los miércoles al perfeccionamiento del juego.

Pero también, un reto adicional: responder al interés de tres alumnos muy especiales. David, Jimena y Fabián, entre los tres y los seis años de edad, llegaron con el mismo entusiasmo de sus hermanos o conocidos y quieren aprender a jugar mejor al ajedrez.

Poco a poco conocen el nombre de cada una de las piezas, las saben colocar correctamente en el tablero y empiezan a discurrir el secreto de los movimientos de cada una de ellas. Les reforzamos lo anterior con cosas que les son cotidianas: diferenciar los colores: blanco, negro, café, verde (los colores de las casillas de los diversos modelos de tableros); contar del 1 al 8 (la cantidad de peones, la cantidad de columnas y de filas del tablero); formar conjuntos: de dos elementos (los caballos blancos o negros, los alfiles blancos o negros, las torres blancas o negras), de 1 elemento (el rey o la dama), de 8 elementos (los peones blancos o negros), de 16 elementos (todas las piezas de un jugador).

Además, se les refuerzan aspectos como la disciplina, la concentración, el razonamiento, o sea, por medio del juego se les está formando; por ello, cada vez estamos más convencidos de que el ajedrez debería ser un instrumento en manos del educador costarricense en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.

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