22 DE MARZO DE 2010
Antes de Semana Santa, la Semana Mayor, se realiza en cada barrio el Vía Crucis. Con antelación se visitan las casas para obtener la venia respectiva.
Nos correspondió en casa este miércoles, y por las múltiples ocupaciones de todos, debimos delegar la atención de los feligreses en una familiar mientras por lo menos alguien llegaba.
Y de verdad que llegó a tiempo: Aunque no es la costumbre, se habían contratado unos tamalitos y preparado un café. Como quedaron algunos de aquellos, una señora por llevarle a su familia no se percató que al recogerlos y tratar de envolverlos en una servilleta, el chal que traía estaba agarrando fuego de la vela que se le puso al crucifijo. Mi esposa en una acción rápida apagó lo que pudo ser una “Inmolación en pleno Viacrucis” (Asi titularía el Diario Extra la noticia).
Y siguiendo con la costumbre, de la casa tenían que llevar el crucifijo a la otra estación.
-Zula, como vos fuiste prácticamente la que atendió a las visitas en nombre de nuestra familia, tené el honor de llevar el crucifijo hasta la otra estación.
Al rato regresó Zula toda mojada.
-Honor de qué, ahí iba yo con el crucifijo en la mano, debajo de ese aguacero y sin sombrilla.
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