Yoconda desde el inició comenzó a tener algunos problemas: primero se le hizo casi interminable la subida del puesto del Guardaparque al primer sitio escogido para el refrigerio; posteriormente, un zapato comenzó a maltratarle y Ronald Brenes tuve que aplicarle un vendaje.
Aún así, se mantuvo firme en su idea de llegar a la meta. Con dificultades pasó el trayecto más difícil: bajar de donde termina el camino de lastre y tomar el trillo que nos lleva hasta el Río Queverí, debido al barro, las bajadas resbalosas que llevan a más de uno/a a caerse, pero sin pasar de um simple "culazo".
(César Villalobos encabeza uno de los grupos en una parte del trayecto más difícil)
Pasado este tramo, viene después del puente de hamaca sobre el Río Queverí (En cuyas aguas nos zambullimos como siempre que tenemos oportunidad para rejuvenecernos), una subida de distancia corta pero difícil, al grado que Papá, con su mecate, tuvo que subir a algunos amarrados, incluida Yoconda.
Almorzamos ya al lado del atlantico, vendría la bajada hasta Río Macho, aproximadamente tres horas. Y a Yoconda se le presenta otro problema: un desgarre en una pierna, apenas comenzando a bajar.
Inmediatamente Papá, con la ayuda de Tarcicio improvisa un trineo: dos palos de madera largos, unidos por tres cortos: dos sirven de asiento y uno para poner los pies, todos amarrados con mecate, y asi bajó Yoconda, en el primer trineo que se ve por esos lares, casi como dos kilómetros, hasta que las varillas no aguantaron y se quebraron.
Después de eso, y un masaje aplicado por Ronald Brenes, Yoconda sacó fuerzas de flaqueza y llegó finalmente a la meta: ya de noche, por los imprevistos que habíamos tenido, y un retraso de de dos horas.
Para terminar, un gesto aplaudido y agradecido, para cada una de las mujeres participantes, una rosa, como reconocimienton al esfuerzo realizado: Alicia, Lorena, Marianela, Miriam, Patricia, Yoconda,
No comments:
Post a Comment