Entre los cambios significativos de nuestra capital, por el compromiso e impulso que le ha dado a ello el Alcalde Johnny Araya, es la apertura de cada vez más cantidad de espacios para los peatones. En un país donde los automotores tienen preponderancia sobre las personas, lo alcanzado hasta el momento es de resaltar y ojalá pueda ser imitado por muchas otras ciudades en nuestro país.
Trotar desde Chellez hasta casi el San Juan de Dios y devolverse por la avenida cuarta, desde el Parque Braulio Carrillo hasta la Iglesia de la Soledad, es una experiencia que nos permite compartir y departir: espacios libres de humo, de ruido, de posibles atropellos. Zonas antes controladas por delincuentes han dado paso a sitios de encuentro y de tertulia.
La ciudad, como fenómeno sociológico, jamás puede alejarse de su verdadero sentido: favorecer la convivencia y la integración de quienes viven en ella o tienen que acudir a ella por razones de trabajo o estudio. Los corredores peatonales que se han abierto contribuyen a ello. El reto: Ampliarlos para bien de todos y todas.
Trotar desde Chellez hasta casi el San Juan de Dios y devolverse por la avenida cuarta, desde el Parque Braulio Carrillo hasta la Iglesia de la Soledad, es una experiencia que nos permite compartir y departir: espacios libres de humo, de ruido, de posibles atropellos. Zonas antes controladas por delincuentes han dado paso a sitios de encuentro y de tertulia.
La ciudad, como fenómeno sociológico, jamás puede alejarse de su verdadero sentido: favorecer la convivencia y la integración de quienes viven en ella o tienen que acudir a ella por razones de trabajo o estudio. Los corredores peatonales que se han abierto contribuyen a ello. El reto: Ampliarlos para bien de todos y todas.
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