Con beneplácito mirábamos el actuar de los integrantes de la actual Asamblea Legislativa. La posibilidad que tuvieron los candidatos presidenciales de los partidos políticos, que a la postre se convertirían en las principales fuerzas políticas representadas en el Congreso, de designar a quienes ocupaban los principales puestos, permitió sin duda darle otra cara al Primer Poder de la República.
Por la mente de nadie pasaba el escándalo en que se vió envuelto el diputado Tinoco. Mucho menos, la reacción de su fracción que hasta ese momento había hecho las cosas muy bien; y aquel cierre de filas, principalmente de sus compañeras diputadas, seguramente al calor de la amistad generada fué nefasta. Cuando el escándalo salió de los corrillos a la opinión pública, el daño estaba hecho.
La maniobra de la Presidencia Legislativa del "Grupo de Notables" solo vino a postergar lo que se veía venir.
La acción en los Tribunales de Justicia de la parte acusadora con respecto a las supuestas actitudes y acciones del diputado en mención, vuelve a darle una oportunidad a los/as integrantes del Primer Poder de la República de retomar el camino de la confianza en su gestión: y ésto pasa por levantar la inmunidad, aunque sea un compañero de partido, aunque sea muy estimado, aunque sea muy efusivo en sus gestos. En todo caso, en ello él había empeñado su palabra y casi que no hay que ni recordárselo.
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