4-0. Marcador contundente. Desde el primer instante se notó la superioridad en cuanto a disposición y actitud de los jugadores, planteamiento táctico y estratégico del partido.
Aunque los trinitarios no exigieron a la defensa local, en las pocas acciones en que debieron emplearse a fondo lo hicieron con calidad y claridad; y cuando no estaban ocupados en ello, los laterales, principalmente, se convirtieron en una pesadilla para el equipo contrario, por ello no es extraño que Wallace abriera el marcador y González aportara tres cuartos de uno de los goles de Solís.
La media cancha se caracterizó no solo por tener dos extraordinarios recuperadores, sino que éstos pusieron de manifiesto una gran capacidad de construir juego, en especial Michael Barrantes, facilitando la labor de Centeno, más libre y por lo tanto más creativo.
Los dos delateros fueron eso y lo pusieron de manifiesto anotando un setenta y cinco por ciento de los goles del partido.
Definitivamente, Costa Rica demostró que tiene con qué hacer valer su favoritismo de cara a la Copa UNCAF. Lástima que a la capacidad de nuestros jugadores y a la acertada conducción técnica de Medford no se sume una dirigencia con las mismas cualidades.
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