Me cuentan que le encantaba compartir con sus primas, principalmente en Paraíso, donde pasó importantes etapas de su vida. Lo recuerdo como vecino en Barrio Amón, donde cerca de su apartamento estaba mi oficina; con una cabellera frondosa de pelo ensortijado, cuidado al extremo. Su mundo era el teatro.
El teatro lo llevó a Francia. Muchísimos años después nos recibió en su apartamento, "en este suburbio que me encanta, donde el alcalde es comunista", nos dijo. Ahí revivimos historias de ésta su lejana tierra, alrededor de un café.
Volvió y regresó. Se instalaló en el País Vasco, la parte francesa. Hace danza, teatro. Pero no olvida que aquí está principalmente su madre, por la que se desvive. Por eso, en el poco tiempo que pasa en nuestro país, no existen para él las montañas, las playas, las visitas que le encantarían a los lugares donde creció y forjó su carácter de joven: vive para ella, comparte con ella, y eso le realiza. Hoy nos lo robamos un rato, conversamos tanto, pero casi todo alrededor de su madre para la que siempre ha querido lo mejor.
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