Incluso hasta 1975, en muchos lugares del país, en las casas se contaba con excusado de hueco en la tierra en el fondo del patio. Eran de piso y sentadera de madera. A veces, incluso, se hacía una sentadera más pequeña para los niños y las niñas.
No sin temor se recurría a hacer ahí las necesidades fisiológicas. Temor a caerse o a que algún animal estuviera por ahí e importunara al usuario.
Aunque ya hubiera servicio de luz eléctrica, de la casa al excusado y en éste, no había luz.
En los tiempos en que habían pocas casas, y los solares eran inmensos, lo que facilitaba el ingreso de cualquier persona por ellos, más de una enamorada a la que se le prohibía tener un amor, comenzaba a padecer extrañamente en las noches de salidera, diarrea o pringapie, excusa perfecta para ir al excusado de hueco y encontrarse por ahí con su ser amado.
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