Cuántas veces no nos ha pasado que estamos esperando ser atendidos, y de pronto, alguien que ha llegado después es atendido primero. Es interesante la reacción de la gente cuando se les hace ver que están actuando mal. Nunca tienen la culpa, la culpa es del que le atendió.
"Yo no estoy pendiente de quien está antes o después de mí"."Yo creí que era la que seguía, porque el dependiente me preguntó que quería".
Lo mejor es que en los puestos de venta donde se dan aglomeraciones se repartan fichas, aunque como ha ocurrido en algunas oportunidades, alguien por ahí recoge la ficha, echa un vistazo a la clientela, hace cálculos rápidos del tiempo que transcurrirá para que sea su turno y cuando llega, al mucho rato de que le habían llamado, pone cara de incrédulo y pide ser atendido inmediatamente. Por dichas estos casos son los menos en comparación a los que se presentan cuando no existe mecanismo para la asignación de los turnos de atención, en que prima la ley del más fuerte o del más "vivoncho" como decía mi abuela, y sacaba a relucir su diatriba sin importarle el destinatario de ella, pero se iba complacida de que aquella o aquel no lo volvería a hacer, al menos con ella presente si coincidían ha ser atendidos.
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