2 de junio de 2008
Acompañé a Pablo Castilla, quien llegó como joven cooperante y que labora como coordinador nacional del Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de la Educación, de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el pasado viernes a viajar en tren hasta la Universidad de Costa Rica.
Fué un volver a recordar aquellos viajes de Cartago a las Juntas (Siquirres), pasando por Paraíso y el Puente del Río Birrisito, Santiago, que en su tiempo albergó incluso un hospital, Chiz y allá en el bajo el Congo y Tucurrique, Turrialba, la ribera norte del Río Reventazón, los dos túneles por Peralta, el famoso Codo del Diablo, después hacia Línea Vieja: El Cairo, Germania, Herediana, Parismina, Guácimo entre otros.
Aunque es un pequeño trayecto entre la parada del Ministerio de Agricultura y Ganadería y la Universidad de Costa Rica, que se hace en unos treinta minutos, nos permite tener otra visión de San José, a pesar de las dificultad para la vista que implica el cobertor publicitario de los vidrios. Es interesante notar como los/as pasajeros incluso llaman al cobrador para pagarle,pero hace falta un poco de información, como por ejemplo, calcomanías en el interior de los vagones con la indicación de las distintas paradas.
Cuanto necesita el país que este servicio se extienda de Heredia a San José, de Cartago a San José, el pueblo saldría ganando.
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