Lunes 9 de junio
Sorpresivamente apareció en la casa de mi hermano una lora con todas las señales de que había estado en cautiverio y no muy bien cuidada. Inmediatamente buscaron como crearle las condiciones para alojarla y alimentarla mientras definían que hacer con ella.
Me contactaron para que les ayudara a buscarle un nuevo hogar a la lora. Inmediatamente recordé que Jaime González, en Santa Bárbara de Heredia, acoge este tipo de animales y se esmera por tenerlos en las mejores condiciones posibles. Era viernes y daba la casualidad que al día siguiente asistiría a la Tertulia de Jaime, como se le conoce a la reunión que celebramos los primeros sábados de cada mes, donde se analiza un tema que de previo se ha definido y acerca del cual se invita a un experto para que lo introduzca. En dichas tertulias cada quien expone su punto de vista, teniendo como regla el respeto irrestricto a todas las opiniones expresadas. Personas con gran variedad de profesiones y connotadas figuras públicas toman parte o han participado en dichas tertulias.
Volviendo a la lora, ese viernes teniamos planeado celebrar el cumpleaños de mi hija en el Jazz Café donde se presentaba Cantoamérica. Ahí estuvo Ronaldiño. Al día siguiente arribó a la casa de Jaime. Como es costumbre, Jaime le puso un nombre relacionado con la persona que le lleva el animal. Así, la lora pasó a llamarse Ronaldiño, la que estuvo en el Jazz Café y que ahora de vez en cuando interrumpe las tertulias de Jaime con su famosa frase: Ronaldiño riiiico.
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