Quienes hemos estado vinculados con la formación, tenemos siempre el problema de cargar con gran cantidad de documentos que se recogen en los eventos, a pesar de que ahora muchos de ellos viajan por Internet, en los discos duros de las laptop o en las llaves "mayas".
Pero siempre hay algo que traer, y nuestras valijas no cumplen con el peso mínimo que permiten las aerolíneas. Eso nos sucedió recientemente en Guatemala, en el Aeropuerto La Aurora.
Nuestra sorpresa se presentó cuando la encargada de tramitar nuestros documentos llamó al encargado de cargar las valijas para llevarlas al avión, pues sobrepasaba el peso máximo. Éste la tomó y la puso en forma vertical. Ahora si cumplía con el peso y no teníamos que pagar un adicional.
Ese procedimiento trajo a mi memoria la siguiente anécdota hace varios años: Mi abuelo había comprado cuatro cerdos en "Línea Vieja", Limón y los trajo a la plaza de ganado en Cartago.
Los vendió por peso. Cuando éstos ingresaron a la romana, dieron un peso menos del esperado. Mi abuelo pidió que los pesaran de uno en uno, jugándose el chance de que le pagarían lo que sumaran los cuatro según éste procedimiento, aunque el peso fuese inferior al que originalmente habían dado. Y sucedió: Al sumar el peso de los cuatro cerdos de manera individual, la cantidad era inferior a cuando los echaron juntos en la romana. Ni modo, mi abuelo perdió plata en el negocio.
Claro, los había pagado según el peso que les calculó a "ojo de buen cubero" (Utilizaba mi abuelo mucho este método a pesar de que era tuerto), sin tener en cuenta que los habían alimentado con bagazo de caña y no con maíz, por eso las apariencias engañaban.
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