Viernes 11 de julio de 2008
Hablar de Ricardo Riveros en Puriscal es hablar de alguien con quien los/as puriscaleños/as se identifican plenamente. Por sugerencia de un amigo, hace varias décadas se vino a Costa Rica a "tantear" el ambiente para enrolarse en algún equipo de fútbol, a lo que se dedicaba profesionalmente en El Salvador. "Andate a ese país, el dinero te lo vas a encontrar tirado en el suelo", le insistió el amigo.
No más cruzar la frontera por Peñas Blancas, procedente de Nicaragua, se fué al orinal y ahí, a sus pies, un billete de mil tirado en el suelo. ¡Quedó sorprendido! "¡Cuánta razón tenía mi amigo!", pensó.
A pesar del buen augurio, había tomado la decisión de estar solo unos pocos días en Costa Rica; ya a punto de regresarse, conoció a una joven mujer, se enamoró, se casó, consolidó una familia y ha echado raíces en una tierra "que me ha sido generosa" nos cuenta, orgulloso, mientras nos comparte sus anécdotas y sus conocimientos en el arte culinario del asado como buen argentino que aún lo sigue siendo, a la par de su esposa D. Virginia Rojas, sus hijas, hijo y sus nietos/as, en su casa en Mercedes, desde donde tiene una vista maravillosa de ese hermoso pueblo que le acogió.
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