Sábado 19 de julio de 2008
Me encanta Limón: su gente, su mar, sus barrios, sus edificios. Aún recuerdo mis recorridos por Pueblo Nuevo, La Bomba, Cieneguita. ¿Cieneguita? Y ahí existe gente buena, amable, solidaria, trabajadora. Moín y el interminable cargar de barcos; Portete, y en el recuerdo Ray Tico, que nos proyectó al mundo con sus composiciones y su música. La ciudad.
Bañada por el caribe, resguardada por la Uvita, encierra en sus construcciones su grandeza. Porque la grandeza está en la gente y Limón la tiene: negros, chinas, mestizos, rubias. Le admiramos y nos llega la nostalgia al ver el deterioro de algunas edificaciones como el Palace Hotel. Hacia él nos encaminamos para descubrir en Ella lo que se puede lograr: cuidándose, disfrutando la vida, amando lo que se hace. Ella pensó que era su príncipe azul, aquel al que llegó a buscar hace 30 años pero que la encerró en el Palace Hotel; por eso disfrutó ese pequeño instante en el que casi puso su cabeza sobre sus hombros.
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