No estaba invitado a la actividad, pero bastó con que llegara en un vehículo con placa de misión internacional, para que todos los mecanismos de seguridad dejaran de funcionar.
Me dieron la contraseña para llegar hasta la puerta principal de entrada al acto y para parquear al lado del señor Embajador, el señor Viceministro de Relaciones Exteriores y otros miembros del Cuerpo Diplomático, lejos de donde se ubicaban los demás, los que llegaron en vehículo en placa particular.
Por dicha estamos en un país en el que a nadie se le ocurre aprovecharse de circunstancias como la descrita para jalarse una torta. Sin embargo, dicho exceso de confianza puede ser nefasto, por algo similar en una oportunidad nos secuestraron al Ministro de Seguridad.
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