Por lo general así denominan a todas aquellas actividades que no se desarrollan en el aula y que no responden al contenido temático que contempla el calendario escolar. Sin embargo, si conceptualizamos el proceso educativo como aquel que está bajo la responsabilidad del educador, la familia y la sociedad, no existan tales actividades extracurriculares.
En realidad, son parte de la formación del estudiante. Un taller para madres acerca del manejo de límites, o para padres en relación a su responsabilidad en cuanto a la educación de los hijos, o una gira a la nacientes de agua potable para verificar las condiciones en que se encuentran la captación o para reforestar, forman parte de la educación integral.
Un festival de las artes con la participación de los estudiantes, los padres, las madres, los educadores y los vecinos que incluso no tienen hijos en la escuela, forman parte del proceso educativo; al igual que el concurso de cocina, donde toda la familia se esmeró no solo porque el plato fuerte, el postre o la repostería reflejaran "la buena cuchara" que existe en el pueblo, sino porque la presentación fuera de la más alta calidad posible. En la Escuela El Recreo, de Turrialba, el currículum no está compuesto solo por los esquemas de contenido de cada materia que deben abarcarse en la clase y que serán posteriormente motivo de una evaluación, también forman parte de él talleres, festivales, visitas guiadas al campo o a los museos, donde todos aportan y todos se benefician, teniendo como fin el crecer todos y todas como comunidad: alumnos, maestros, padres, madres, vecinos y vecinas.
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