Tuve mi primer acercamiento a ésta actividad durante una visita a Villa Mills, un lejano pueblito de Paraíso que queda casi llegando a San Isidro de El General, donde está el Restaurante La Georgina, en el que, si leen con cuidado, se darán cuenta que la patente de funcionamiento es emitida por la Municipalidad de Paraíso. Ahí me enteré que la lombriz roja la utilizaban para procesar basura biodegradable.
Tiempo después me di cuenta que el asunto funcionaba. En cuatro llantas viejas, en una esquina del patio y a partir de unas pocas lombrices, comencé a procesar la basura biodegradable que producíamos en la casa. Así, comencé a obtener abono, con el que enriquecía el suelo y beneficiaba a las plantas.
En LLano Grande de Cartago, la lombricultura es toda una boiotecnología. Don Hernán Araya Leitón, autodidacta en la materia y no por ello todo un experto a nivel nacional y mundial, en su empresa Lombricultura del Llano produce Lombriabono, Té de Lombriz y Arena de Lombriz, destinados a apoyar la producción agrícola, pecuaria e industrial, todo en perfecta armonía con la naturaleza y el desarrollo sostenible. La lombricultura se está abriendo espacio también en el campo de la medicina.
Ojalá nos animenos a procesar los sobrantes de alimentos u otros desechos biodegradables producidos en nuestros hogares, que anda alrededor de 250 gramos por día en una familia de 4 miembros, utilizando para ello la técnica de la lombricultura. En Lombricultura de El Llano venden la caja científicamente diseñada para ello. Es cuestión de acercarse por Llano Grande, no solo se disfrutará de un hermoso paseo, sino que se regresarán a casa imbuidos del entusiasmo que transmite don Hernán y convencidos de que ya son lombricultores en potencia.
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