Ayer cayó el primer aguacero fuerte del invierno de éste año, y si por la víspera se saca el día como decían nuestros abuelos, debemos irnos preparando para un invierno inclemente.
Pasado ese primer gran aguacero se comenzó a poner en evidencia el grave problema de alcantarillado sanitario que afecta a nuestras ciudades: un olor nauseabundo comenzó a recorrer los barrios, debido a que los tanques sépticos y los drenajes colapsaron.
En vez del particular olor a tierra mojada, por las calles solo se respiraba el fétido olor a cloaca. O sea, que estamos en esta materia asentados en una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento con nefastas consecuencias en materia de salud.
Desde hace varios años venimos clamando, al menos para los cantones de el Valle de El Guarco: Cartago, Paraíso, Oreamuno y El Guarco, por una acción concertada que venga a resolver el problema de manera integral y definitiva, con la construcción de un sistema de alcantarillado sanitario que involucre en una alianza estratégica a la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico de Cartago (JASEC), las cuatro Municipalidades, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados y la empresa privada.
El derecho a un ambiente sano que nos garantiza la Constitución no debe ser letra muerta, debe hacerse realidad.
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