Martes 16 de diciembre de 2008
En Costa Rica, en los mediados de los 1980, se dió ya el fenómeno que hoy agobia al mundo. Pulularon por todo el pais financieras, cuyo gancho consistía en atraer clientes pagando altos intereses.
No fué sorprendente que Canelo, el viejo peluquero del barrio, apareciera al frente de una financiera en nuestro pueblo. Los/as inversores/as llegaban con sus ahorros a depositarlos a cambio de suculentos intereses: la clave, mantener ese flujo constante de clientes.
Cuando dejaron de llegar nuevos clientes, el negocio comenzó a renquear y Canelo a verse en apuros. Como su financiera quedaba contiguo a la casa de doña Tere, no solo pasaba a agradecerle todos los días la confianza que ella le tenía al mantenerle sus ahorros, sino que aprovechaba para tomarse su buen café y sacarle nuevos recursos para medio llevar el negocio. "Usted no me va a fallar", le decia doña Teresa. "Jamás, si usted ha sido como mi mamá". Y Canelo le hizo a doña Tere lo que le hizo a su mamá: No se despidió de ella y nunca más la volvió a ver cuando tuvo que huir agobiado por la presión de sus acreedores/as. O sea, que la actual crisis financiera, por el modus operandi de los grandes bancos y las grandes financieras en estos últimos años era de esperar, habían actuado siguiendo el patrón de Canelo de hace 20 años, por ello no nos ha sorprendido.
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