Martes 23 de diciembre de 2008
Estaba a punto de culminar parte de mis ejercicios matinales: el recorrido por El Centro, El Parque de la Expresión Laguna de Doña Anacleto, La Ciudadela Obreros y Campesinos, Barrio el Cucaracho y Barrio el Chiverre, cuando en este último, me topé a la hija de Doña Haidée, a quien La Providencia nos puso de vecina en el antiguo barrio de La Pejivallera donde por varios años vivimos, y por ella aprendimos que en aquellos tiempos de los años 1930, a tan solo 2 kms del centro de Paraíso llegaba el tigre y pernoctaba en el corredor de su casa, en la finca de Adrián Collado, a donde la había llevado su marido Jose pues era el capataz de la finca y un maestro de la guitarra.
Al toparme la hija de doña Haydée en mis ejercicios matinales me espetó: "Que dicha que ya salió de esto, yo apenas voy a comenzar", y yo más bien pensando que era una lástima estar a punto de terminar con mis ejercicios. No sé por qué, pero se me vino a la mente aquel pensamiento de Facundo Cabral: "El que trabaja en lo que no ama es un desocupado". Agregaría: Quien se ejercita sin disfrutarlo de nada le vale.
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