Jueves 11 de diciembre de 2008
Ya retirado Gilberto Hernández, comenzaron a organizarle homenajes a lo largo y ancho del país. En cada homenaje un llenazo, miles de colones de recaudación, y para él un trofeo.
Cuando ya no le cabían en la casa y comenzó a poner los trofeos en el jardín, meditó y dijo: "Hacen miles de colones con mis homenajes y a mí solo me dan un trofeo, esto se acaba, yo también tengo que comer y mi compañera". A partir de ahí, Gilberto y los organizadores iban "50 a 50", para pasarla dignamente.
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