Dec 31, 2008

A FALTA DE UN PROYECTO NACIONAL

Lunes 29 de diciembre de 2008

Desde la década de 1940, con la alianza de la Iglesia Católica, el Partido Comunista y el Partido Republicano Nacional (Socialcristiano), no existe un proyecto nacional que aglutine a su alrededor a las diversas fuerzas sociales, culturales, económicas y políticas.

La irrupción de la socialdemocracia a partir de la década de 1950 lo que vino fue a a consolidar y ampliar aquel proyecto nacional, impulsando el sector industrial y consolidando el rol del Estado.

Con la crisis de finales de los años 1970 (Deuda externa y altos precios del petróleo) el país inició el camino de la privatización, el afianzamiento del sector servicios y un cambio radical en el sector agrícola, sustituyendo la dependencia de las exportaciones basadas en el café y el banano por productos no tradicionales. En eso coincidieron los dos grandes partidos que dominaron la escena política entre 1978 y el 2006: El Partido Liberación Nacional (Socialdemócrata) y el Partido Unidad Socialcristiana.

A pesar de ello, no todos los sectores ni el país como tal caminaba al unísono. Así, aunque se afianzaba la liberación de la economía se tomaban decisiones que por otro seguían dándole un rol preponderante al Estado.

Hace poco más de un año, con el Referéndum para que la ciudadanía se pronunciara a favor o en contra del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América, se puso en evidencia lo que sostenemos en párrafos anteriores. Y seguimos en esa disyuntiva y no avisoramos una salida en el corto plazo, con el agravante de que se ha perdido la confianza en la clase política, la jerarquía eclesiástica está cuestionada y los sectores económicos dominantes han dejado de lado algo que fue muy importante en la construcción de la sociedad costarricense: que al lado de la acumulación de riqueza debía existir la justicia y equidad social.

Ya Costa Rica no puede vanagloriarse de su democracia política, es urgente afianzar la democracia económica y social, para que aquellos aún no comprometidos con la sociedad de la opulencia y la dictadura de las minorías tengan la posibilidad de vivir en una sociedad con oportunidades de verdadera realización para todos y todas.

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