Miércoles 10 de diciembre de 2008
Siendo Oficial Mayor del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, el Presidente de la República me envió "a una persona muy especial, que le ha dado grandes satisfacciones al pueblo y a la música popular costarricense" para que le ayudara con un bono familiar para la vivienda gratuita, pues a pesar de su trayectoria, que había comenzado allá en Puntarenas y transcendido incluso las fronteras, se la pasaba alquilando para vivir.
No lo creía, pero ahí, frente a mí (1993) tenía a esa leyenda, Gilberto Hernández, acompañado de su hija y de su compañera.
-Mire señor Segura- Me dijo- Estoy muy agradecido con el Señor Presidente, pero le pido un favor, soy un viejo, me quedan pocos años en este mundo, en cambio mi hija tiene toda una vida por delante, más con la responsabilidad de crear a mi nieta, por favor denle la casa a ella.
Y así fué, Gilberto Hernández prefería seguir pagando alquiler por ahí, pero tranquilo por que su hija tenia casa propia.
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