Lunes 8 de diciembre de 2008
Nacido en Puntarenas, marcó toda una época en el país. Sus boleros en los 1960 y 1970, principalmente en aquellos ambientes de mujeres trabajadoras del sexo, al sonar en las rocolas, convocaba a parroquianos y parroquianas a encontrarse, en abrazos y pasos para recorrer la pista, apretujar a la amada o al amado, meterle la pierna entre las piernas, echar para atrás y en un revolión ponerla/a a ver hacia al norte cuando se estaba mirando hacia el sur.
Su voz inconfundible convocaba a bohemias y bohemias, ya sea conviviendo en camas separadas o recordándole a ella o a el que era una ingrata o un ingrato.
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