5 de mayo de 2008
Una entre las muchas ventajas que tiene recorrer una ciudad antes de que ésta despierte a la vida cotidiana, mientras se hace el rutinario ejercicio matinal, es el poder apreciar espacios que entre las 7 de la mañana y las 7 de la noche están ocupados por comerciantes informales.
En Antigua Guatemala, los comerciantes informales se nos presentan con dos características: los que llegan a los hoteles y a los principales centros de interés turístico a ofrecer sus productos y pasan en constante movimiento de un lugar a otro; y los que están instalados al costado norte del mercado de artesanías, a ambos lados de la calle que conduce al mercado de productos perecederos y a la terminal de autobuses.
Los productos más variados se encuentran ahi, cuidadosamente acomodados en tiendas improvisadas, en tales cantidades que es inimaginable lo que se encuentra uno en las mañanas antes de su instalación: todo ha sido quitado, recogido y guardado en otro lugar. La calle presenta un aspecto diferentísimo al que se encuentra uno en el transcurso del día. La misma calle es otra calle. No están los comerciantes informales, no están sus productos y no están sus clientes.
1 comment:
Què bonito ha de ser lo que cuentas¡¡¡
Yo soy una enamorada de Antigua y la pròxima vez que vaya lo voy a experimentar. Ojalà que podamos verlo juntos pues el año todavia no llega a su mitad y las actividades son varias a desarrolar allà.
Rosa Luz Tèllez
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