20 de mayo de 2008
Había terminado la larga jornada de trabajo, correspondía guardar las distintas partes que componen el mobiliario en que exhibe para la venta sus productos. Diseñado a partir de sus propias ideas, tiene tres partes: la externa, en cuya parte superior cabe exactamente la mesa que pone al lado para ganarse un metro en la acera y dentro de ésta, entre sus patas, el banco en que pasa unos pocos minutos en las más de doce horas que está ahí.
Con todo debidamente acomodado, baja la puerta que en el día es su techo, pone candado y se persigna para que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se lo protejan durante la noche. Es su ritual por ahí, por la parada de la Coca Cola.
No comments:
Post a Comment