Jueves 26 de marzo de 2009
En un Restaurante en el Malecón, en República Dominicana, nos llevamos la desagradable sorpresa de que el servicio era demasiado lento. De dos pisos, los saloneros tenían que transportar en sus manos los platos de comida, subiendo una y otra vez las gradas.
Se debía esperar tanto, que llegó el momento en que no sabíamos si esa era la norma, la costumbre o en el fondo se tenían otras intenciones: Que los comensales, mientras esperan, dado el calor reinante, se vean en la obligación de consumir más cerveza, más ron o más de cualquier otra bebida.
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