Domingo 15 de febrero de 2009
Sin faja, sin zapatos, sin nada de metal en las bolsas pasé el puesto de control con rayos X en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
-Lleva un recipiente en aerosol-me dice el controlador.
-Efectivamente, ya le muestro, lo llevo en una bolsa "ziploc" y es un perfume y un desodorante y antihongos para los pies.
Lo tomó en sus manos, hizo que leía porque las letras son tan pequeñas que se requiere de lupa para hacerlo, pero se sentía satisfecho y me agradeció la gentileza que tuve de mostrárselo, preguntándome casi susurrando: -¿Y es bueno? -Excelente-Le dije-Pues voy a comprar, mis pies parecen un plato No. 38 de comida del restaurante chino de mi barrio, solo hongos.
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