Jueves 12 de febrero de 2009
Se quedaron en el pasado, no renovaron su vestimenta, aunque posan orgullosas mostrando las viejas cicatrices de los años y la piel maltratada por el tiempo. No quieren que San José se olvide de ellas, y por eso siempre están ahí, en el Paseo de las Damas. De día, de noche, con sol o con lluvia.
Las nuevas generaciones parecen ignorarlas, sus contemporáneos ya no expresan su admiración por ellas: las ven cansadas, agotadas. Los árboles de Damas que dieron nombre al paseo siguen ahí.
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