Pimer partido en la cancha del Parque de la Laguna, casi una semana después del altercado de mi tío Carlos con uno de los hijos de Alfredo, que acabó con cinco años de una muy rica experiencia en la finca de éste último.
Recién iniciado el compromiso, los del altercado de la semana anterior chocan, y lo primero que le espeta mi tío Carlos al hijo de Alfredo: "Ahora sí papito, aquí estamos en cancha neutral, no ande con pendejadas". Claro, por ese día todo se acabó casi sin haber comenzado. Muy mala la primer experiencia. Los llamados a la cordura nos permitieron continuar jugando ahí por varios años, hasta que se tomó la decisión de hacerlo de manera formal, en canchas abiertas. Y se inició nuestro peregrinar por todos los pueblos de Paraíso, cantones aledaños y un poco más allá.
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