Sábado 31 de enero de 2009
La democracia se fortalece con la participación, no solo en los procesos electorales para la designación de dirigentes y gobernantes, sino en todos aquellos ámbitos que inciden en la vida de los pueblos y sus sociedades.
La democracia costarricense al respecto ha venido a menos. Cuesta conformar las juntas directivas de las asociaciones de desarrollo, las juntas de padres y madres de familia en las escuelas siempre quedan en manos de las mismas personas, se desconoce quienes están en las Juntas de Salud, si es que existen y así un sinnúmero de ejemplos.
Con un marco jurídico excepcional, la ley de administración pública, que contempla la regionalización (ámbito regional) y la sectorialización (ámbito de coordinación), podrían convertirse en los canales de análisis, diálogo, participación y acción. Lamentablemente, desde hace ya más de tres décadas, no se repite una experiencia como la que vivimos en aquella oportunidad cuando maestros, profesoras, administradores de la educación, estudiantes y padres y madrs fuimos convocados para construir la propuesta nacional en el ámbito educativo. De ese época para acá siempre escuchamos los lamentos por la ingobernabilidad, y propuestas vienen y propuestas van, pero se le da la espalda a un instrumento que bien utilizado podría hacer de la conducción del país una responsabilidad de todos y todas.
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