Sábado 8 de noviembre de 2008
En los pocos días que pasó en Paraíso de Cartago, antes de regresarse a su finca en Río Jiménez de Guácimo, convenció a los hermanos Solano (Cabiche y Arturo (q.e.p.d), apodados Los Montaña), ambos maestros de obra, que se fueran con él porque iba a urbanizar.
"Muy sencillo -les dijo- la parte este de la finca, que da a unos zuampos, tiene unas partes altas frente a la carretera, la loteamos, vendemos barato y ustedes hacen las casas. Es más, yo le pongo como condición a los compradores que tienen que contratarlos a ustedes".
Para allá se fueron, con las dos cajas de herramientas y los pocos ahorros de que disponían. Mi abuelo loteó todo el frente de la finca en la parte este, pero Los Montaña no hicieron una sola casa, la gente compraba el lote a pagos de polaco y hacían rústicos ranchos sin necesidad de maestros de obra ni nada que se les pareciera. Acabaron con los ahorros y para regresarse se emplearon un mes en la bananera del chino.
Treinta años después, ese sector es un populoso barrio, que algunos recuerdan como Los Lotes de Moncho, ahora sí con luz eléctrica y agua potable.
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