Lunes 3 de noviembre de 2008
Juan Blas Ramírez, vecino de El Yas de Paraíso, vió la oportunidad de su vida, le ofrecían que fuera agente de policía en Cachí. Sin embargo, el solo pensar que en algún momento tendría que lidiar con Moncho Segura y alguna de sus salidas, lo hacía pensarlo. Ese hombre era tan bravo que el jamás, por más investido de autoridad que estuviera se le iba a enfrentar. De esto hace sus cincuenta años.
Al fin se decidió. Pero muy pronto le llegó el momento.
-Don Juan Blas, don Juan Blas, urgente, lo necesitan en el Comisiariato. Moncho con todo y caballo está al lado adentro del mostrador y dice que de ahí nadie lo saca.
"Ave María Purísima. Ahora como le hago. Prefiero dejar el puesto en estos momentos que enfrentarme a ese hombre" -pensaba.
-Don Juan Blas, don Juan, que es urgente.
Y sacando fuerzas de flaqueza decidió enfrentar la situación.
Al verlo llegar, con pistola en la cintura y quepis, y moviéndose de un lado a otro del lado adentro del mostrador con su caballo, Moncho le gritó:
-Mi viejo amigo Juan Blas, móntese en ancas que Orfilia nos está esperando con buenas tortillas y buen café.
Así lo hizo, y de esa manera se resolvió aquel gravísimo problema por el que Juan Blas casi deja de ser el policía del pueblo.
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