Sábado 1 de noviembre de 2008
Más de una década tenía mi abuelo de haber quedado viudo de mi abuela Orfilia. Por eso, en el barrio, no solo era motivo de atención por los familiares directos, sino que todas las vecinas y vecinos tenían que ver con él. No había fiesta de navidad, año nuevo, cumpleaños, bautizo o primera comunión que se organizara y que no lo invitaran.
Sucedió en donde Zayra y Gerardo, cuando en pleno baile, mi abuelo le marcaba el paso a Zoylita, respetada señora, también invitada especial, cuando en el equipo de sonido se dejó venir Gilberto Hernández con ese bolerazo "Noche Inolvidable".
De pronto, Zoylita se despega y le grita: -¿Que le pasa don Ramón, por qué me muerde la oreja? -Perdone mi estimada dama, me imaginé que la que tenía en mis brazos era Orfilia, ¡Dios me la tenga en la Gloria!
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