Conocemos de algunas figuras en el mundo del fútbol que se han perdido, cuando tenían muchas condiciones para destacar, todo por su falta de compromiso para entrenar, en momentos que para hacerlo todo se les facilita.
Qué tal éstas personas en la época de mediados de los años 60. Y ahí está el ejemplo de Walford (Wally) Vaughns, ese extraordinario extremo derecho del Cartaginés y del fútbol nacional entre los años 1964 y 1978.
Viviendo en Guácimo, de donde se salía solo en tren, vino a jugar con Guápiles un partido preliminar que enfrentaba a Turrialba y Cartaginés. Los de este último equipo le pusieron el ojo, y lo invitaron a venir a hacer una prueba a Cartago.
Para ello, Wally primero tenía que pedir permiso en el Consejo Nacional de la Producción para quien laboraba en Guácimo. Tomaba el tren de las 6.30 a.m., llegaba a Cartago a las 11 a.m., entrenaba dos horas y a la 1.30 p.m. de nuevo en tren para Guácimo, donde arribaba a las 6 p.m. Se sacrificaba por lo que le gustaba, lo que le deparó grandes éxitos en el mundo futbolístico y en su vida personal y profesional.
Qué tal éstas personas en la época de mediados de los años 60. Y ahí está el ejemplo de Walford (Wally) Vaughns, ese extraordinario extremo derecho del Cartaginés y del fútbol nacional entre los años 1964 y 1978.
Viviendo en Guácimo, de donde se salía solo en tren, vino a jugar con Guápiles un partido preliminar que enfrentaba a Turrialba y Cartaginés. Los de este último equipo le pusieron el ojo, y lo invitaron a venir a hacer una prueba a Cartago.
Para ello, Wally primero tenía que pedir permiso en el Consejo Nacional de la Producción para quien laboraba en Guácimo. Tomaba el tren de las 6.30 a.m., llegaba a Cartago a las 11 a.m., entrenaba dos horas y a la 1.30 p.m. de nuevo en tren para Guácimo, donde arribaba a las 6 p.m. Se sacrificaba por lo que le gustaba, lo que le deparó grandes éxitos en el mundo futbolístico y en su vida personal y profesional.
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