El Doctor Arístides Calvani, quien como Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela tuvo bajo su responsabilidad la nacionalización de la riqueza petrolera de ese país, quería tanto a Centroamérica que se vino a morir las selvas del Petén.
Cuando el tema de la globalización ni siquiera ocupaba tanto espacio en la agenda mediática, junto con otro venezolano, el Dr. Jean Zune, escribió "Hacia una civilización cósmica" (1970).
Acertadamente señalaba que "esta revolución del espacio y del tiempo que nos brinda la tecnología ha creado, en el globo terrrestre, un hecho nuevo: la similitud de los modos de vida. Los hombres empezamos a tener problemas análogos, viviendas semejantes, inquietudes comunes, preocupaciones idénticas, hábitos parecidos. De este modo, por una parte, las comunidades nacionales toman conciencia de su propia individualidad y, por la otra, se percatan de como la suerte de cada una de ellas es solidaria del destino de los demás. (...) Vamos, pues, hacia una sociedad universal, una civilización cósmica".
Para fundar ese nuevo orden, sugieren que "toda acción tiene un principio que la inspire y que la oriente. En consecuencia, en el plano internacional, es necesario tener un valor, es decir, un principio hacia el cual nuestra conducta se encamine y que sirva de orientación a la misma. Ese principio es de la Justicia Social Internacional". La Justicia Social Internacional es aquella que obliga a restablecer el equilibrio entre los Estados socialmente poderosos y los socialmente débiles y surge, "cuando los pueblos toman conciencia de su miseria, se dan cuenta de que hay pueblos poderosos y pueblos débiles, pueblos ricos y pueblos pobres, pueblos que todo lo poseen y pueblos que nada tienen. (...) Así como la justicia social orientó la conquista del mejoramiento y perfección del hombre, así también la justicia social internacional puede hoy orientarnos en las relaciones de los pueblos entre sí".
Cuando el tema de la globalización ni siquiera ocupaba tanto espacio en la agenda mediática, junto con otro venezolano, el Dr. Jean Zune, escribió "Hacia una civilización cósmica" (1970).
Acertadamente señalaba que "esta revolución del espacio y del tiempo que nos brinda la tecnología ha creado, en el globo terrrestre, un hecho nuevo: la similitud de los modos de vida. Los hombres empezamos a tener problemas análogos, viviendas semejantes, inquietudes comunes, preocupaciones idénticas, hábitos parecidos. De este modo, por una parte, las comunidades nacionales toman conciencia de su propia individualidad y, por la otra, se percatan de como la suerte de cada una de ellas es solidaria del destino de los demás. (...) Vamos, pues, hacia una sociedad universal, una civilización cósmica".
Para fundar ese nuevo orden, sugieren que "toda acción tiene un principio que la inspire y que la oriente. En consecuencia, en el plano internacional, es necesario tener un valor, es decir, un principio hacia el cual nuestra conducta se encamine y que sirva de orientación a la misma. Ese principio es de la Justicia Social Internacional". La Justicia Social Internacional es aquella que obliga a restablecer el equilibrio entre los Estados socialmente poderosos y los socialmente débiles y surge, "cuando los pueblos toman conciencia de su miseria, se dan cuenta de que hay pueblos poderosos y pueblos débiles, pueblos ricos y pueblos pobres, pueblos que todo lo poseen y pueblos que nada tienen. (...) Así como la justicia social orientó la conquista del mejoramiento y perfección del hombre, así también la justicia social internacional puede hoy orientarnos en las relaciones de los pueblos entre sí".
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