En Paraíso, se había dado una lucha que, aunque silenciosa, ocupó mucho de la gestión municipal (1982-1986) y era el hecho de que ante el fracaso del proyecto de desarrollo de una zona industrial en los antiguos terrenos de
Negociaciones agotadoras culminaron en un primer momento con la anuencia para que el INVU comprara una parte de las tierras y desarrollara el proyecto Bosques del Milagro, bajo tres compromisos entre otros: que las familias beneficiarias fueran de Paraíso, que la sociedad propietaria de los terrenos respetara los derechos de las familias (la mayoría paraiseñas) que de buena fe le habían comprado lotes a Paraíso Industrial y procedieran a traspasárselos, y que la planta de tratamiento se construyera de conformidad con los planos originales (Sólo esto último no se cumplió).
Los costarricenses, previsores, y los paraiseños no se quedan atrás, necesitados de vivienda, habían comenzado a organizarse para obligar a las nuevas autoridades nacionales a cumplir su promesa de las 80000 casas, así, pocos días antes del 1 de mayo de 1986 comenzó a reescribirse la historia de Paraíso, miles de niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, ante la imposibilidad de llegar a tener un terreno en que construir su propia casa y ante el agotamiento de los patios de los padres o de los suegros para hacerlo, tomaron la decisión de ocupar Paraíso Industrial, los terrenos destinados al proyecto habitacional, sin tocar los terrenos dedicados al parque industrial, respetando, en la zona invadida, aquellos lotes que la empresa había vendido en su totalidad o por los que había recibido algún adelanto.
Estábamos ante la puesta en evidencia de una realidad que estaba escondida en el área urbana de Paraíso: las necesidades de vivienda eran muchas y la forma tradicional de resolverla ya no funcionaba (padres que heredaban a sus hijos un terreno para construir se agotó con los matrimonios de las primeras generaciones). A ello se unió la oportunidad que vieron también familias de otros cantones de la provincia, e incluso del resto del país, que terminaron asentándose en Llanos de Santa Lucía.
Sin proponérselo, las familias que ocuparon los terrenos eran pioneras en lo que sería incluso una política de vivienda y asentamientos humanos a nivel mundial impulsada por Hábitat, el órgano de
Aún recuerdo el miércoles 30 de abril de
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