Jul 20, 2007

APUNTES PARA LA HISTORIA DE LLANOS DE SANTA LUCIA

Abril de 1986, últimas semanas, el nuevo gobierno se aprestaba a tomar posesión, la esperanza de cientos de miles de costarricenses estaba hinchada, recién pasada una campaña electoral, aún vibraban en los oídos las promesas realizadas por el ahora presidente electo: 80000 casas para los costarricenses.

En Paraíso, se había dado una lucha que, aunque silenciosa, ocupó mucho de la gestión municipal (1982-1986) y era el hecho de que ante el fracaso del proyecto de desarrollo de una zona industrial en los antiguos terrenos de la Voz de la Víctor y el respectivo conjunto habitacional, el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) quería sacarle las castañas del fuego a los inversionistas, pagándoles cifras que no concordaban con las inversiones realizadas según habíamos podido investigar.

Negociaciones agotadoras culminaron en un primer momento con la anuencia para que el INVU comprara una parte de las tierras y desarrollara el proyecto Bosques del Milagro, bajo tres compromisos entre otros: que las familias beneficiarias fueran de Paraíso, que la sociedad propietaria de los terrenos respetara los derechos de las familias (la mayoría paraiseñas) que de buena fe le habían comprado lotes a Paraíso Industrial y procedieran a traspasárselos, y que la planta de tratamiento se construyera de conformidad con los planos originales (Sólo esto último no se cumplió).

Los costarricenses, previsores, y los paraiseños no se quedan atrás, necesitados de vivienda, habían comenzado a organizarse para obligar a las nuevas autoridades nacionales a cumplir su promesa de las 80000 casas, así, pocos días antes del 1 de mayo de 1986 comenzó a reescribirse la historia de Paraíso, miles de niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, ante la imposibilidad de llegar a tener un terreno en que construir su propia casa y ante el agotamiento de los patios de los padres o de los suegros para hacerlo, tomaron la decisión de ocupar Paraíso Industrial, los terrenos destinados al proyecto habitacional, sin tocar los terrenos dedicados al parque industrial, respetando, en la zona invadida, aquellos lotes que la empresa había vendido en su totalidad o por los que había recibido algún adelanto.

Estábamos ante la puesta en evidencia de una realidad que estaba escondida en el área urbana de Paraíso: las necesidades de vivienda eran muchas y la forma tradicional de resolverla ya no funcionaba (padres que heredaban a sus hijos un terreno para construir se agotó con los matrimonios de las primeras generaciones). A ello se unió la oportunidad que vieron también familias de otros cantones de la provincia, e incluso del resto del país, que terminaron asentándose en Llanos de Santa Lucía.

Sin proponérselo, las familias que ocuparon los terrenos eran pioneras en lo que sería incluso una política de vivienda y asentamientos humanos a nivel mundial impulsada por Hábitat, el órgano de la Organización de las Naciones Unidas para la atención de los problemas de la vivienda en el orbe: lotes con servicios. Es lo que tenían los terrenos ocupados: red de agua potable, red de alcantarillado sanitario (aunque la planta de tratamiento no estaba construida), vías de acceso, aceras, cordón y caño. Las viviendas las construirían las familias con los materiales a los que tuvieran acceso: latas, madera, cemento, fibrolit, plástico y todos recordamos que eso fue así en los primeros años.

Aún recuerdo el miércoles 30 de abril de 1986, a las 7 p.m., cuando llegué a la sede del comité que coordinaba la ocupación de los terrenos de Paraíso Industrial, previa identificación y cumplimiento de los requisitos básicos para acceder, por las restricciones impuestas ante el temor latente de alguna acción policial orientada ha desalojarlos. Solo les dije que al día siguiente ya no sería regidor, pero que contaran con el apoyo solidario que desde el Concejo les brindamos. Años después, en setiembre de 1990, y en muchos actos que se repitieron a lo largo de esos 4 años (1990-1994), lo que es el destino, me correspondió como Oficial Mayor del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, participar en la entrega de las escrituras y de los bonos gratuitos de vivienda a las familias pioneras de Llanos de Santa Lucía para el mejoramiento de sus casas, pues el gobierno de las 80000 casas solo se había preocupado de pagarle a los dueños de los terrenos.

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