Me sorprendió hace unos años, que alumnos a punto de egresarse del Liceo de Paraíso mantenían una posición totalmente opuesta a la globalización, con reminiscencias de volver a los tiempos de una sociedad cerrada, lo que me pareció totalmente absurdo. En nuestro país, el gran salto para incorporar los beneficios del progreso de la humanidad pasó por la visión de nuestros antepasados de entrar al mercado mundial por medio del café. Don Rodolfo Cerdas Cruz en su libro "La Formación del Estado Nacional en Costa Rica" aborda de manera excelente el tema.
¿Qué hubiese sido de Costa Rica sin esa decisión? Un país sin los recursos necesarios para el desarrollo cultural, social, económico y político alcanzado. Pero a la par de esa incorporación al mercado mundial, un compromiso de que sus beneficios, por medio de la solidaridad y la justicia social, permeará y beneficiará a todos los sectores de la sociedad.
Ya lo decía Juan Pablo II. El problema no es la globalización, sino la capacidad y disposición que tengamos para que realmente sea en beneficio y provecho de todos.
¿Qué hubiese sido de Costa Rica sin esa decisión? Un país sin los recursos necesarios para el desarrollo cultural, social, económico y político alcanzado. Pero a la par de esa incorporación al mercado mundial, un compromiso de que sus beneficios, por medio de la solidaridad y la justicia social, permeará y beneficiará a todos los sectores de la sociedad.
Ya lo decía Juan Pablo II. El problema no es la globalización, sino la capacidad y disposición que tengamos para que realmente sea en beneficio y provecho de todos.
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