Durante la última caminata que celebramos de Quirí (Cerca del Parque Nacional Tapantí) a Pejivalle, Cantón de Jiménez, tuvimos un agradable acompañante. Al arribar al parqueo del complejo turístico Kirí (Cabinas, restaurante y un precioso sendero que nos muestra lo maravilloso de la naturaleza), pronto hizo amistad con nosotros un pequeño perro que andaba por ahí.
Iniciamos el recorrido de los 17.5 kilómetros proyectados, ahí nos acompañaba "Peluquín" como lo bautizamos. Eran los primeros minutos del recorrido y solo comentábamos que pronto se devolvería.
Cuando terminamos de subir y comenzábamos a bajar, después de varios kilómetros recorridos, nos sorprendía que "Peluquín" seguía feliz acompañandonos. Cuando llevábamos varias horas, comenzamos a preocuparnos y a hacer planes para montarlo en el bus una vez finalizado el recorrido, llevarlo a Paraíso y posteriormente trasladarlo a Kirí.
Cuando llegamos a La Selva, y mientras conversábamos con un vecino acerca del abandono que habian hecho de los trapiches tradicionales, principalmente el de Carlos Tortós, nos sorprende ver a "Peluquín" amarrado, pero más aún que "ni pelota" nos daba.Tuvimos la intención de reclamarle a aquel osado por haber amarrado a "nuestro" perro, pero actuamos con prudencia y mejor le preguntamos.
-Muy sencillo-nos dijo-No ven que ese bandido se fué hace como una semana con unos gringos que pasaron caminando e iban para Kiri. Hoy aprovechó que ustedes venían en sentido contrario para venirse acompañado. Vieran como brincaba alrededor mío hace un rato cuando llegó a buscarme al potrero.
Solo nos volvimos a mirar unos a otros, porque en este caso el hombre pone, pero el perro dispone. Como decia mi abuelo: "A todos nos agarró de chanchos".
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