25 AGOSTO DE 2010
En total veintidos asistentes. Llegamos temprano a La Cazuela (terreno con cabaña de la familia Gómez Corrales), en La Loaiza de Cachí, donde podíamos dejar la mudada de ropa y la comida del almuerzo.
Y a subir, hasta la finca de Los Segura (familiares muy lejanos), por potreros y cañales, y luego el reto de encontrar la picada en la montaña, cruzar la quebrada y enfrentarnos a la cuesta del cafetal (que nos sirvió para valorar lo difícil de coger café) hasta llegar al callejón que nos llevaría a la calle de Guábata o Guabata.
Bajar hasta el centro del poblado: la escuela, el templo católico y el salón comunal. Luego, hasta donde el Río Palomo está a punto de incomunicar a Guabata o Guábata con el resto de Orosi, y de ahí otra vez subir hasta el cruce del camino que nos lleve a Altos de Araya. Tremenda dificultad esta subida, compensada con el panorama que se nos ofreció: Volcán Turrialba, Volcán Irazú, Pacayas, Birrisito, Paraíso y allá lejos, al oeste, Ochomogo. Casi a nuestros pies, el Valle de Ujarrás y el lago de la represa de Cachí.
Un camino con una inclinación de casi 90 grados nos conduciría en 1600 metros hasta La Alegría, La Guaria, La Loaiza y de nuevo La Cazuela, donde nos esperaba el delicioso emparedado con frijoles estripados y torta de huevo que nos llevaba don Alvaro, y repartíamos refresco de gurrúa (producido en La Estrella de El Guarco, que venden en la feria del agricultor en San Rafael de Oreamuno, originario de Colombia, y familia sin duda de la Granadilla, pero en forma de papaya diminuta).
Fueron cinco horas extenuantes que nos permitieron recorrer quince kilómetros.
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