Con la llegada de diciembre, recuerdo siempre las recomendaciones de mi abuela: "Al romper los vientos del norte, el clima se pone frío, ustedes los hombres deberían aprovechar que tienen barba para dejársela crecer con dos propósitos: 1) Que les cubra el rostro de las bajas temperaturas y 2) Que con el año nuevo se rasuren y van a aparentar muchos menos años de los que realmente tienen". Dicho y hecho, por eso siempre sigo al pie de la letra la recomendación de la abuela, y en diciembre ni un solo pelo de la barba me quito.
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