LUNES 29 DE JUNIO DE 2009
Como todo joven, estaba dispuesto a experimentar una nueva aventura; tomé la decisión y seguí la corriente para saber a donde me llevaba. ¡Qué terrible! A los pocos metros tuve que burlar el aceite tibio de cocinar; tirándome a la derecha, ahí precisamente se me vino encima el agua llena de detergente que expulsó la lavadora de ropa de una casa y en el centro de la corriente me detuvo una mancha de aceite que acababan de cambiarle a un vehículo.
Por dicha el trayecto era muy corto, y pude regresar a mi apacible vida de pez en aquella laguna aún no contaminada. Fue corta mi aventura.
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