MARTES 26 DE MAYO DE 2009
Lo más importante que puede extraerse de la campeonización de Liberia Mía gira en torno a dos aspectos: primero, la oportunidad que se le brindó a valores de la pampa, para que se mostraran en el fútbol nacional a la par de consolidados; segundo, el papel importantísimo que juega un verdadero director técnico en un equipo de fútbol.
El francés Alain Gayhardy demostró ser un estudioso del fútbol, dotó a Liberia Mía de un patrón de juego, sacando lo mejor de sí de cada jugador para ponerlo en función del equipo. En el último partido contra el Club Sport Herediano (0-3, sí en el propio Rosabal Cordero), se notó que había estudiado al rival, le encontró sus puntos débiles y por ahi comenzó en el segundo tiempo a arrebartarles las ilusiones del 22 campeonato.
Al frente tuvo a un entrenador incapaz de leer el partido (Sirias ya se había filtrado varias veces hasta que les dió la estocada), a Blanco lo recostó por el lado izquierdo a hacer centritos en busca de lo que pudieran pelear sus tres delanteros ante quizás la pareja defensiva más sólida del país (Salazar-Umaña (o fue solo por molestar que se armó el escándalo cuando la dirigencia de Liberia Mía logró que les habilitaran ésta pareja para el juego semifinal ante Saprissa), un verdadero lunar en esta conquista pampera).
En esta materia, la dirección técnica, ésta final puso de manifiesto quien está formado y quien no. El que deposita su confianza en el primero cosechará triunfos y consolidará un proyecto; quien lo hace con el segundo, cosechará victorias pírricas en un partido por aquí y otro por allá, pero nada trascendente.
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