En 1980, José Manuel Boschini Figueroa, realizó una investigación en la Universidad de Costa Rica, dirigido por Rafael (Felo) García, que le sirvió como trabajo final de graduación para optar al grado de licenciado en arquitectura, denominado “Reintegración y rehabilitación de un pueblo: Paraíso de Cartago” (1981).
Entre las metas a alcanzar con la propuesta se señalan:
Dotar al pueblo de un centro generador de actividades comunales (nodo) identificando y manteniendo su carácter vocacional actual.
Incorporar e integrar al centro o nodo las diferentes entidades públicas e institucionales que enmarcan el espacio de interés (Escuela, Jardín Infantil (Hoy día el Gimnasio Escolar), la Caja Costarricense del Seguro Social, el Banco Nacional de Costa Rica, la Iglesia y el Palacio Municipal), formando una superficie continua (El destacado no es del original).
RE-habilitar e integrar otras áreas o edificaciones de interés y acorde a las intenciones del nodo o de alguna política de renovación espacial.
Aunque la propuesta era mucho más ambiciosa, porque contemplaba otros aspectos en todo el casco urbano, termina el trabajo citado circunscribiéndose a plantear lo que denomina la reestructuración del núcleo central, justificándolo en que
“Ante la insuficiente dotación actual de poder político y económico de la Municipalidad (Entiéndase en 1980), (…) se hace imposible iniciar un plan de Renovación Urbana de afuera hacia adentro por las limitaciones de dotación; de lo que se concluye que la solución de la problemática concreta en Paraíso, solo puede y debe iniciarse a partir de la reestructuración espacial del núcleo mismo”. (Boschini. pág. 27)
No obstante lo indicado, no es sino con la remodelación del Templo Católico, hace tan solo unos dos años, que algo de aquella propuesta de 1980 se comienza a implementar.
Esto quiere decir que la remodelación del Parque emprendida por las nuevas autoridades locales, ¡están dentro de lo sugerido que se hiciera hace nada menos que 31 años!
Por lo tanto, no llevan razón quienes se oponen a dicha remodelación alegando que no responde a ningún plan. El plan existe desde 1980 y no se implementó en 31 años. Tampoco entonces es que esta sea una propuesta novedosa, tiene 31 años de haberse gestado, con base en un estudio de investigación serio y documentado.
¿Qué nos corresponde como paraiseños?
Ponernos de acuerdo en cómo zanjar las diferencias que tengamos, ante agregados que se le habían hecho al parque sin ton ni son.
Por ejemplo, todos estuvimos de acuerdo con que se quitara el adefesio de agregado que se le hizo al Mausoleo en alguna oportunidad para albergar la sede del Comité Cantonal de Deportes y Recreación.
Nos podemos poner de acuerdo para habilitar, mejorar y crear nuevos espacios recreativos-deportivos en los barrios, que compensen la eliminación de la cancha multiuso que sin ninguna planificación se construyó en el Parque, y que, tanto estética como arquitectónicamente, no corresponden con el espacio adecuado para el núcleo cívico de un cantón.
Con respecto al Mausoleo, en lo personal propongo enterrarlo, para preservar sus murales y el sentido histórico de su construcción, como fue el reconocimiento a la obra aún no superada del Presbítero Florencio del Castillo, es decir, bajarlo y que el techo actual quede a nivel de piso del parque para facilitar el sentido de visión integral de todo el nodo central como lo denomina Boschini. ¿Cómo hacerlo? No lo sé, porque no soy ingeniero; pero, para que le encuentren una solución, existen excelentes profesionales en nuestra comunidad que pueden realizar sus aportes.
Otra alternativa es demolerlo, pero eso sí, rescatando los murales ahí pintados, aunque su autor, ese gran artista paraiseño Luis Fernando Quirós Valverde los considere panfletarios y autorice su destrucción. “Que los murales son muy grandes y en paredes de hormigón muy gruesas y es difícil moverles”, pueden alegar algunos. Dejémosle el trabajo a los ingenieros y arquitectos, o sea, a los que saben y en Paraíso tenemos muchos, y reubicamos los murales al Museo Parroquial.
Para resumir, existe una propuesta de remodelación del Parque de Paraíso que data de hace 31 años, debidamente justificada, así que no es cierto que las obras proyectadas no responden a un plan, como tampoco es cierto que las obras son una idea que acaba de surgir.
Simplemente se trata, tres décadas después, de avanzar en la concreción de un nodo integrador que le dé sentido de integridad a Paraíso en los aspectos políticos (Palacio Municipal), culturales-educativos (Escuela), religiosos (Templo Católico), de salud (Caja Costarricense del Seguro Social), recreativos y deportivos (Gimnasio), históricos (Casonas de los Picado, de los Mata y casa de Margarita Quesada) y de servicios públicos y privados (Banco Nacional de Costa Rica y comercios), con un Parque libre de obstáculos visuales de norte a sur , de sur a norte, de este a oeste, de oeste a este, con espacios para la tertulia, para el libre tránsito, para las exposiciones temporales, en el que puedan correr los niños y las niñas, o caminar los adultos mayores sin la amenaza de alguien al acecho tras una pared o un bolazo fortuito. Con zonas verdes y árboles autóctonos con sus nombres científicos y vulgares, capaz de generar un ecosistema con especies propias de nuestro terruño. ¡Podemos lograrlo, aunque sea tres décadas después!
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