15 DE NOVIEMBRE DE 2011
El ambiente era festivo, como una premonición, desde El Pomodoro, donde almorzamos, pasando por la estación del tren en la UCR, desde donde nos trasladaríamos al Estadio Nacional.
La alegría desbordante causada no solo por la presencia de la Selección Nacional Campeona del Mundo, España, sino por el hecho de haberse presentado con todas sus estrellas y lo más importante aún que las pondría a jugar, se tornó en éxtasis cuando el Chiquí Brenes, de manera magistral anotó el primer gol, engañando a Casillas con un falso remate, para culminar con un globo y el balón en el fondo de la red. Continuó con la capacidad de Joel Campbel para sacar un remate rasante, al vértice de abajo del palo derecho del mejor portero del mundo.
¡Volvíamos a creer en los milagros! Lamentablemente, en el segundo tiempo, y demostrando una incapacidad total el director técnico Pinto, comenzó a replegarse, a sacar lo mejor que teníamos en la cancha, como si en una partida de ajedrez el que tiene la ventaja se dedicara a defenderse y no a atacar para imponer su mayoría, trajo como consecuencia el empate ya sobre el minuto 90. Después, los inexplicables cinco minutos de reposición, en los que al menor descuido nos hacían el tercero. ¡Histórico, sí! Lamentablemente nuestro director técnico no confiaba en la capacidad de sus dirigidos y terminó borrando con el codo lo que también había hecho con la mano. Sin embargo, ¡aún confiamos en él!
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