Contrario a lo que se puedan imaginar, no considero inapropiado que la convención del Partido Acción Ciudadana se haya limitado a quienes previamente se inscribieran como militantes de la agrupación para poder ejercer su derecho a elegir. Toda institución partidaria debe tener la capacidad de mantener un registro permanente de militantes; identificados no solo con un líder, sino con unos principios, valores y programa, con derechos pero también con deberes.
Lo bueno del proceso, por lo tanto, radica en que esa capacidad de apertura que se tuvo para sacar del círculo reducido de la Asamblea Nacional la elección del o la candidata presidencial.
Lo malo, y ésto debe poner a pensar a la dirigencia, es que de los/as inscritos/as con derecho a ejercer el voto no alcanzara ni un 30% del padrón. Que Otón Solís sacara más del 70% de los votos válidos era previsible; pero que no lograra movilizar, teniendo de antemano ubicados a los/as potenciales electores/as, dicen mucho de la capacidad organizativa y de convocatoria; dos aspectos que han incidido en los procesos electorales nacionales en que ha participado el PAC (principalmente en el último (febrero de 2006)) y que han sido su Talón de Aquiles.
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