Viernes 10 de julio de 2009
En todo proceso proceso productivo se cometen errores, y los productos que se desechan al final están integrados en los costos de producción que se reflejan en el precio del producto terminado que paga el consumidor.
Hemos tenido la oportunidad de ver como en la confección de unos carnets de identificación se comete un error, al duplicar uno de ellos. Solución: imprimir el carnet correcto, no cobrarlo y botar en el cesto de la basura el duplicado.
Resulta que ese cesto de la basura estaba lleno de carnets con errores. ¿Cúanto no bajaría el precio final al consumidor con una política de cero errores en esa empresa?
¿Los beneficiados? El empresario, el consumidor ¡y el medio ambiente!
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