Lunes 26 de enero de 2009
Es lamentable encontrarse con el modo de querer ganarse adeptos en los procesos internos de los partidos políticos (elección de delegados distritales y de representantes sectoriales), que riñe con el medio ambiente y la estética.
Nos referimos a la práctica ineficaz y reprochable, de pegar propaganda en señales de tránsito, paredes de viviendas o edificios públicos. Si por lo menos quienes lo hacen se dedicaran posteriormente a limpiar lo que ensuciaron, en algo repararían el daño ocasionado, pero no es así: será solo con el tiempo, en muchos casos después de muchos años, que aquello desaparezca.
En estos momentos, de profunda insatisfacción en la gente con respecto a quienes les representan o aspiran a representar, obliga a estos últimos a idear otros mecanismos de comunicación que no generen daño en el medio ambiente y no afeen nuestros pueblos.
Ese debería ser un compromiso de todos y todas.
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