Convoca a jóvenes, adultos y adultos mayores. En ella se confunden burócratas, jefes, empresarios, aspirantes a ser admiradas por su cuerpo estilizado, hermoso y deseado.
Ahí llega el vendedor: de patí, en empaque sofisticado, con marca: Patí William.
Se acerca el que ofrece esencias italianas: huelen bien, el precio es el apropiado, pero no nos interesan.
Por allá, el esperanzado en pegar chances, ilusionado y desilusionado al instante: no salió su número, claro falló en el cálculo: la edad por dos cervezas suman el ochenta y cuatro. -¡Y lo tuve en la mano!
Después: música por allá, en el Salón Colonial, y ella toda espechugada y yo, en otros menesteres, sí íntimos, en lo más profundo de mi pensamiento.
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